(Blog)
Es difícil encontrar a alguien que no haya oído hablar ya de economía colaborativa. Para los que todavía no sepan de qué trata, la economía colaborativa es un sistema económico basado en el intercambio entre particulares de bienes y servicios utilizando en la actualidad plataformas digitales.
El trueque de bienes y el intercambio de servicios entre particulares en sí mismo, no es ninguna novedad. Sin embargo su difusión a través de Internet ha convertido a este fenómeno en una verdadera alternativa al sistema económico tradicional.
Se ha dado un cambio de mentalidad que ha generado un nuevo concepto de propiedad así como nuevos modelos de negocio. Ejemplo de ello son compañías tan controvertidas como Airbnb; página web en la que propietarios privados alquilan sus viviendas a huéspedes de todo el mundo o Uber; aplicación para solicitar desde el móvil trayectos en vehículos privados.
En el caso de Airbnb, el gremio hotelero le acusa de competencia desleal ya que según dice, la mayoría de los pisos anunciados en su web no cumple la normativa exigida para establecimientos de alojamiento y sus propietarios no declaran impuestos.
Por su parte Airbnb explica que todos sus anfitriones, cuando anuncian un espacio en su web, se comprometen a cumplir con las normativas locales y sus obligaciones fiscales. En todo momento se les informa que son ellos los responsables de realizar el pago de los impuestos sobre el alojamiento a las autoridades fiscales correspondientes, por lo tanto, son los anfitriones quienes son requeridos directamente por esas autoridades.
Además la multinacional estadounidense envía anualmente un resumen de los ingresos recibidos por cada anfitrión y también le recuerda la obligación de presentar de forma correcta su declaración de impuestos.
En el caso de Uber, el gremio de taxistas ha realizado desde sus inicios una fuerte oposición a la compañía, ya que considera que esta evade la regulación actual, evita la presión fiscal a la que ellos si están sometidos y no ofrece seguridad al usuario.
En línea con esta opinión, en diciembre de 2014 el juzgado de lo mercantil número 2 de Madrid ordenó, de forma cautelar, el cese y la prohibición a nivel nacional de Uber, tras estimar la demanda interpuesta por la Asociación Madrileña del Taxi. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ha recibido una pregunta prejudicial sobre el asunto, deberá determinar si Uber es una compañía de servicios de la sociedad de la información o si por el contrario es una empresa de transporte y si es legal o no prohibirla en España.
La economía colaborativa presenta beneficios incuestionables: permite asignar de manera más eficiente recursos hasta ahora infrautilizados, presenta efectos medioambientales positivos y además introduce la innovación en sectores tan maduros como el turístico.
Sin embargo, la falta de adecuación normativa ha generado en ocasiones situaciones injustas, por lo que parece necesario generar una legislación nueva, donde los modelos de negocio más tradicionales junto con los nuevos puedan convivir en igualdad de condiciones.
Montse Esparza Abaurrea
